miércoles, 5 de enero de 2011

En boca cerrada no entran moscas.


Si no tienes nada importante que decir, si lo que vas a decir es una tontería, si tus palabras carecen de lógica alguna, lo mejor que puedes hacer es cerrar el pico… o hablar lo justo y necesario.
Ayer realizó Carlos Herrera una entrevista que acabó en monólogo del Presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. Tengo a Herrera considerado como uno de los grandes, pero como le pasa a muchos grandes deportistas, y dicho desde el más absoluto respeto, en el momento de la verdad no dio lo mejor de sí en “la final” que jugó ayer. Mérito de Zapatero o demérito de Herrera, la cuestión es que preguntas directas de diez segundos daban paso a oratorias tediosas del Presidente, en las que no daba respuesta a la pregunta formulada y que perdieron a Herrera, y al menos a mí como oyente, en un mar de datos y fríos números.

Supongo que la figura del Presidente debe imponer. Creo que “el partido” lo jugaron en casa de Zapatero, si no me equivoco. Tal vez si Herrera hubiera “jugado” en casa la entrevista hubiera tenido más “emoción”. Era curioso como en los minutos finales el entrevistador casi le hacía plegarias al entrevistado para obtener un titular que no había arrancado en el resto del tiempo.
Me resultó empalagoso el “peloteo” de ZP a Herrera cada vez que este intentaba apretarle mínimamente, lo que surtía el mismo efecto que un dardo adormecedor disparado sobre un rival que intentas reducir. Las adulaciones del Presidente anularon cualquier mínima esperanza de escuchar a Herrera “parar los pies” a los monólogos que se sucedían.
Como suele pasar, cuando el discurso se alarga intencionadamente intentando desviar la conversación al terreno que a uno le interesa, es muy posible decir algún sin sentido. Algo que mejor no se debería haber dicho.
Me llamó especialmente la atención entre ese torrente de datos que casi me hacen dormir varias cosas. Entre ellas, como es normal, las buenas expectativas presentadas para el 2011, cosa que realmente ya no me sorprende escuchar al Presidente, entre otras cosas, porque es su papel el de “dar esperanza” a la sociedad. Pero una frase del Presidente al respecto de un acontecimiento de actualidad como es la reciente salida de Álvarez Cascos del PP me hizo pensar en la frase del título de forma inmediata: “en boca cerrada no entran moscas”, pensé.
Dijo el Presidente al respecto "Sobre esto sí tengo algo que decir: es curioso que siempre aquellos que se creen grandes políticos acaban formando partidos mucho más pequeños".
Muchos vieron o vimos n esa frase un recadito directo a la ex del PSOE Rosa Díez, actual lider de UPyD. Se ve que ella también lo entendió de ese modo, pues según ha publicado hoy algún medio Díez le ha mandado otro recadito de vuelta a ZP con la frase: "Hay políticos pequeños que se cargan grandes partidos.
Mientras nuestros políticos se pierden en disputas de poder que sólo a ellos interesan, uno, que es un poco iluso, sigue soñando con la llegada de una persona o un grupo de personas que llegasen con la intención e ilusión de sólo ayudar al país.
Se equivoca el Presidente al lanzar ese mensaje. Los partidos políticos cada día parecen más unas sectas satánicas que sólo buscan “chupar la sangre” del pueblo. Sus componentes se comportan demasiadas veces como manadas de ñus dispuesta a cruzar un rio plagado de cocodrilos caiga quien caiga por el camino. El que no siga al grupo, será comido.
En este panorama me parece hasta cierto punto normal que cualquier político quiera abandonar la manada. Que los motivos sean más o menos loables es otro tema. Unos podrán hacerlo por rencor, otros por afán de protagonismo, pero “sueño” con que muchos lo hacen o lo harán porque tienen unos ideales claros que defender. ¿O es que sólo tienen cabida las ideas y líneas maestras trazadas por los partidos existentes?
Pero, como en este país estamos abocados cada día más al bipartidismo, las dos fuerzas mayoritarias parece que sí están de acuerdo en una cosa: no dar validez política al que salga de sus grupos, intentar dejarlos “fuera de juego”. Y puede que en unas elecciones generales lo consigan, pero en las cercanas elecciones municipales sí creo que personas válidas con proyectos e ideas no interesadas en su propio beneficio y el de su partido pueden tener muchas cosas que decir, muchos votos que conseguir.
Sr. Presidente, un político, o como sugería Duran i Lleida, un estadista, no es más o menos grande por pertenecer a uno u otro partido. Es una cuestión de integridad personal.

Andrés.

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